De excepción a estándar: la evolución del buró de crédito en la era fintech
16 jul 2025
Durante años, el buró de crédito fue un privilegio para unos pocos. Tener historial era la excepción, no la norma. En México, por ejemplo, apenas el 39 % de los adultos contaban con un historial crediticio activo en 2021, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera elaborada por la CNBV e INEGI.
Esto limitaba su utilidad.
Y, más aún, su impacto.
Las empresas que buscaban digitalizar procesos de originación o evaluación de riesgo se enfrentaban a una paradoja: tenían acceso al buró, pero no les servía para la mayoría de sus prospectos. El hit rate de las consultas era bajo. Los datos eran escasos, poco actualizados y, muchas veces, insuficientes para alimentar un modelo de decisión automatizado.
En ese contexto, el buró era una herramienta útil… pero profundamente limitada.
El cambio llegó con la ola fintech
En los últimos cinco años, el panorama ha cambiado radicalmente. La expansión de fintechs, pagos digitales, wallets, BNPL y modelos de bancarización alternativa ha provocado que millones de personas generen historial crediticio por primera vez.
Solo entre 2018 y 2024, el número de registros activos en Círculo de Crédito y Buró de Crédito aumentó más de un 60 %, de acuerdo con cifras compartidas por ambas instituciones en sus reportes institucionales. Además, el Fintech Radar México —publicado por Finnovista en colaboración con el BID— señala que más del 70 % de los adultos que utilizan servicios financieros digitales ya tienen historial en al menos una central de riesgo.
En otras palabras: hoy, el buró sí cubre a la mayoría.
Ya no se consulta con la esperanza de encontrar algo. Se consulta con la expectativa de obtener señales claras, útiles y confiables.
¿Qué cambió, realmente?
1. El buró dejó de ser marginal
Hoy es una señal crítica en procesos de onboarding, scoring, prevención de fraude, originación (B2B y B2C) y monitoreo de portafolios. Incluso en industrias que antes lo ignoraban —como factoraje, arrendamiento o crédito al consumo no bancario— ahora se consulta de forma sistemática.
2. Ya no se consulta en aislamiento
Los equipos más avanzados combinan los datos del buró con señales fiscales (SAT), bancarias (open finance), biométricas (INE, video-ID), legales y de comportamiento. El buró se ha convertido en una señal más dentro de una arquitectura completa de riesgo y cumplimiento.
3. Se volvió programable
El buró ya no llega como un archivo estático. Llega como una API. Se integra en flujos automatizados, se orquesta con reglas de negocio y permite tomar decisiones en segundos. Dejó de ser un documento: ahora es una pieza activa en tu sistema de decisión.
El rol de Moffin en esta nueva infraestructura
En este nuevo paradigma, Moffin no reemplaza al buró: lo activa.
Nuestra plataforma conecta múltiples fuentes de riesgo —incluyendo los principales burós de crédito en México— en una sola capa programable. Desde validación de identidad hasta scoring y monitoreo continuo, automatizamos flujos de decisión que antes eran lentos, manuales y poco confiables.
¿El resultado?
Decisiones más ágiles
Flujos más confiables
Menos fricción para el usuario
Mayor control para el negocio
Ya no basta con tener el dato.
Se necesita la infraestructura para usarlo con velocidad, escala y precisión.
Conclusión
Durante años, el reto fue acceder al dato. Hoy, el verdadero desafío es qué haces con él.
La ventaja competitiva no está en consultar el buró: está en cómo lo integras, lo combinas y lo operas junto con otras señales para tomar decisiones automatizadas que escalen sin perder control.
El buró maduró.
Ahora le toca a tu infraestructura.